La imagen para este cuadro surgió de una escultura en un cementerio que había perdido la cabeza. Es una representación del estado actual de la patria, la falta de liderazgo, la crisis económica, el pasto seco a punto de incendiarse y al fondo una urbe oscura. Una ironía al poema de López Velarde, lo opuesto a su visión idílica.
viernes, 1 de enero de 2010
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